Este cartel representa la Semana Santa viviente de Alhaurín el grande, única y espectacular, con una escena épica y humanizada de la pasión de Cristo, para poner en valor el esfuerzo de todo un pueblo, de familias enteras, que transformar nuestras calles y plazas en un escenario colosal, pues el pueblo entero es Jerusalén al llegar la primavera. Haciendo alusión  a las representaciones que desde antes del Siglo XVIII vienen realizándose en este lugar a cargo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y de la Hermandad Nuestro Padre Jesús Nazareno, arriba y abajo, verdes y morados, morados y verdes. Tan lejos unos de otros pero tan cerca al mismo tiempo.
Una vez me dijeron que para los Alhaurínos el año no termina en nochevieja; que el balance de las cosas buenas y malas que suceden en el transcurso de 12 meses se hace cuando llega Semana Santa, y ahí se agradece y compadece los momentos importes pasados, ahí recordamos a los seres queridos que ya no nos acompañan, y el tiempo que ha pasado ante nuestra sien cubriéndonos de canas,  para los Alaurinos cuando resucita Jesucristo termina un año y comienza uno nuevo para preparar la Semana Santa siguiente, comienza una nueva  cuenta atrás, por eso este cartel pretende ser un reflejo de este año que concluirá esta bendita semana grande, la semana más grande para los Alhaurinos, la Semana Santa.
  Y es que si este año hay algo que nos ha marcado, es el trágico suceso que saltó a todos los medios de comunicación, periódicos titulaban “El incendio en Alhaurín el Grande obliga a desalojar a 2.300 vecinos y sigue sin control” televisiones, informativos que abrían con titulares como “Las llamas avanzan a 50 metros por minuto, casi el doble que el de Sierra Bermeja, por la abundancia de pinos” a través de la radio escuchábamos: “Vecinos ayudan a hacer cortafuegos para frenar el avance del incendio” etc. Y es que para retratar la Semana Santa viviente de Alhaurin tenía que representar a su gente, y que mejor que retratar a esa gente que luchó contra ese incendio: Alaurinos desalojados que acudían al Polideportivo Municipal donde Cruz Roja y Protección Civil habían habilitado camas para todos, los Alaurinos que llevaron agua para alentar a los miembros del Infoca, los que llevaron comida o lo poco que tenían, los que abrieron sus casas a los necesitados, los que hicieron cortafuegos, todos los Alaurinos de corazón que hicieron gala de llevar este gentilicio por bandera. Y es que en los peores momentos de la vida es cuando sale la versión más pura de ser humano, y ante este drama de ver nuestra sierra devastada por las llamas no hubo colores, ni verdes ni morados, solo Alhaurínos de buen corazón, buenas personas, que sin pensarlo unieron sus fuerzas para vencer, que gran prueba nos mandó dios. Y este cartel representa con esta metáfora la calidad y el valor de comunidad que tiene este pueblo. Una comunidad históricamente dividida por dos colores, pero que al igual que ante el incendio, aparece unida por primera vez en este cartel esta Semana Santa.
Gracias porque al igual que Antonio Gala dijo de este bendito lugar era el pueblo que el soñó, este es el cartel que yo soñé, Este cartel representa un abrazo desesperado, como el último abrazo entre la virgen María y su hijo Jesús, el abrazo entre un Alaurino morado y un Alaurino verde, como tantos abrazos que se dieron aquel martes 19 de julio cuando el Infoca dio por controlado el incendio,  esos son los alhurinos que dan vida a la Semana Santa de este gran pueblo, y la esencia de este cartel, que difícil representar algo tan grande como es vuestra calidad humana, Así el cartel representa un campo devastado, calcinado entre rescoldos y humos aparece una aurora verde y morada alzándose en el cielo, con esa cierta calma que queda después del drama, casi desvanecidos  esos colores bajo capas de cenizas, por eso esta virgen viviente se despide de su hijo bajo un manto gris ceniza, la escena representa un momento especial para ustedes ya que es el único momento similar que ambas cofradías representan cada una su manera y con su personalidad correspondiente, y es el momento de la última despedía, el último abrazo a su madre, el último encuentro antes de morir, después todos sabemos cómo continúa la historia, porque además ustedes lo representa de una manera excepcional,  reviviendo la historia completa. Pero la muerte para los Cristianos vine siempre perseguida de la vida, y este año, sobre todo para los Alaurínos, estalla el milagro y lo que celebramos es el comienzo de la vida, y es que al igual estalla la primavera el nuevo ciclo vital, y a su vez la sierra de Alhurin empieza a rebrotar, simbología que queda reflejada en el cartel con esta flor que ha nacido en medio de la desolación, y que ocupa el centro del cartel, una flor que nace de la mano de Cristo, pues Dios siempre es la esperanza.  Y qué casualidad una flor morada de cuatro pétalos que nace de un tallo verde de cuatro hojas, ya que no hay flor sin tallo, ni tallo que alcance su última finalidad sin flor. Y eso es la semana grande de este lugar, la historia de un pueblo que se trasforma, que se supera cada año para contarle al mundo la historia más grande jamás contada, que no tiene sentido sin esa continuidad que os acercan a ambas hermandades o cofradías, ambos y pieza a pieza representáis la historia de este lugar, en comunidad. Con vuestras peculiaridades, pero no olvidéis que sois un todo. Y que no hay Resurrección sin antes una crucifixión, y sin antes juzgarlo, y sin antes apresarlo, y que no hay una representación completa sin la anterior, que no hay verdes sin morados, ni morados sin verdes, por eso este cartel es un abrazo, y este abrazo representa una de las semanas santas más peculiares de Andalucía. La vuestra. La que hay que vivir para comprenderla, para disfrutarla. Un abrazo entre verdes y morados. Porque la unión hace la fuerza y la grandeza, y qué gran semana santa la de Alhaurín el Grande.